viernes, 23 de abril de 2010

EL NIÑO HIPERACTIVO



Un niño hiperactivo no es sólo un niño movedizo, travieso o que no para un segundo. El trastorno de hiperactividad con déficit de atención es un desorden muy serio que sufren muchos niños y angustia a los padres.

A veces se lo confunde con un niño mal educado o rebelde pero hay que saber cuál es el verdadero problema del hiperactivo antes de juzgar. No son niños malos ni poco inteligentes, son niños que tienen un problema de conducta de origen neurológico. Se da en un 3% a 5% de la población infantil, es más frecuente en niños que en niñas y requiere tratamiento psicológico.

Un niño con este trastorno no aguanta más de cinco minutos viendo una película, juega con una cosa y enseguida se cansa, empieza a hacer algo y lo deja a la mitad, se distrae con facilidad, mueve las manos y los pies todo el tiempo mostrando inquietud.

EL NIÑO HIPERACTIVO

Para los padres es muy estresante porque no aceptan las normas establecidas, son tozudos, impulsivos, tienen dificultad para controlar su conducta, para seguir las indicaciones que se les mandan y parece que no escucharan cuando les hablan.

Esta falta de atención trae como consecuencia el fracaso escolar. No es que sea un niño vago, sino que no tiene constancia y sumado a la falta de concentración, su aprendizaje es desordenado, descuida sus trabajos y no acaba las tareas. Tiene dificultad en estructurar la información que recibe.

Los hiperactivos sufren mucho porque a menudo sufren el rechazo de sus pares, pierden amistades y reciben frustraciones día tras día. Los padres deben contribuir a crear un ambiente familiar estable, estableciendo normas claras (claras no significa necesariamente estrictas) y entendidas por las dos partes.

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